miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sueños húmedos.

Resbaló presurosa por mi frente, tomando impulso en cada una de mis arrugas, esquivó precisa la cuenca de mi ojo izquierdo, se entretuvo en la mejilla, consciente de la dificultad de superar el siguiente escollo, respiró profundo, inquieta, acechante al saberse en su más significativa batalla.
Hizo cuanto pudo para salvar el último obstáculo, pero murió, digna, entre mis labios.

Jamás una gota de lluvia supo tanto a cualquiera de tus lágrimas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Inventando inventos.

Doblé la esquina esperando encontrar aquella tienda que albergó parte de mi infancia, pero en su lugar se erigía una de esas tan detestables de todo a un euro, o a dos, o qué sé yo...
Fue un duro golpe. Quedarse sin recuerdos siempre lo es.

Evoqué entonces aquella confesión que una vez me balbuceó un viejo filósofo alcohólico, (quizá era un alcohólico filósofo, que aunque parecido, no es igual): "si pierdes un recuerdo en el camino de tu vida, el único remedio es inventarse otro".

Puede que a su manera tratara de explicar el mito del Fénix, puede que resurgir sea eso, borrar y reescribir.

Ahora fue un jardín botánico lo que albergó parte de mi infancia.
¿Y saben qué? La imagen ha ganado en nitidez.