martes, 26 de enero de 2010

Elucubraciones.

No siempre es sencillo aprehender la perspectiva idónea. Mis torpes dedos, mis trémulas manos, justifico con ello la necedad que demuestro al no saber escoger camino.
Porque sé que tú estás, quizá esperando, en el resultado último de la última encrucijada que se me presenta, mayestática, ante mí. Izquierda, más izquierda?, derecha, más derecha?
Yo no quiero ser yo, no quiero tener el poder de trocar ese destino que no existe pero que siempre mentamos, por necesario. Yo quiero ser tú, quiero estar quieto mirando, absorto, si tú logras cruzar este laberinto, si veo, de repente, tu mirada acercándose a la mía....
Ves, cariño, ¿qué injusto soy?


Pero te quiero. Si sé.

miércoles, 20 de enero de 2010

Homenaje

Copio aquí (con autorización) un post que una amiga escribió, y que hoy, sin saber muy bien por qué, recordé con nitidez:

"Y llegó el momento en que respiré, a pesar del dolor, del intenso dolor, respiré…

Y me dije, mañana, mañana seré feliz. O no. Ya no me importa. Ya puedo respirar. Sin ti. Antes no podía.

Porque ´volver siempre´ significa volver hasta que ya no puedas, hasta que ya no quieras.

Me lo dijo alguien alguna vez, lo bueno de las promesas es poder romperlas. Y el día de hoy quedará grabado en el calendario."

Quizá ese día no se grabó, y quizá el día que haya de quedar, marcado, a fuego, sea el de hoy.


miércoles, 6 de enero de 2010

Sitios donde me encuentro

Me dijeron que nunca sería feliz. Me da igual, eso ya no me importa. No es en mi felicidad en la que tengo puestas mis expectativas. Ni es ahí donde creo poder encontrar la salvación, ni llegará mi alma a su plenitud a través del bienestar de mi mente y mi cuerpo. No aspiro a saber alimentarlos hasta saciarlos.

Nada de eso es para mí.

Y me dices que no te hable de estas cosas, que no es de lo que esto se trata. Me lo dices mientras tu voz se rompe en un susurro que empapa cada pedazo de mi ser. E imagino una lágrima que besa tus mejillas con más dulzura de la que yo sé demostrarte.

Te acaricio con dos palabras y me sonríes con un suspiro. Y es entonces cuando todo cobra un sentido.

Por eso me resulta tan importante poder hacer que tú seas feliz. Poder invocar tu sonrisa siempre que quiera. Y querer siempre. Porque mi salvación será tu risa y mi plenitud, tu cuerpo. Porque saciándote a ti, será como me sienta en paz.